Lumbalgia (dolor lumbar): síntomas, remedios y ejercicios

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La lumbalgia, o dolor lumbar, se percibe comúnmente como dolor de espalda. Descubramos cuáles son los otros síntomas, factores de riesgo, remedios que alivian el dolor y los ejercicios.

El dolor lumbar está aumentando hoy día, asumiendo una gran importancia médica, social y económica. La incidencia anual de la lumbalgia es mayor entre los 30 y los 50 años, constituyendo una de las principales causas de baja laboral, visitas médicas y pruebas diagnósticas. La prevalencia de la lumbalgia en la edad adulta oscila entre el 50% y el 80%, con tasas de recurrencia (es decir, la posibilidad que se vuelva a presentar después del primer episodio) que oscilan entre el 50% y el 60%. La lumbalgia puede persistir durante periodos prolongados, haciéndose crónica en aproximadamente el 5-7% de los casos.

Índice:

Dolor de espalda, dolor lumbar y lumbalgia: aclaraciones necesarias

La columna vertebral está formada, empezando por la parte superior, por 7 vértebras cervicales (C1-C7), 12 torácicas o dorsales (D1-D12) y 5 lumbares (L1-L5). Conectadas a estas se encuentran el sacro, formado originalmente por 5 vértebras independientes que, después del nacimiento, se sueldan formando un hueso único, y el coxis, formado a su vez por 3-4 rudimentos vertebrales.

Por tanto, la lumbalgia o dolor lumbar (sinónimos entre sí) se refiere a una sintomatología que afecta la parte baja de la espalda, en términos fisioterapéuticos esa zona que va desde la décima vértebra torácica hasta el sacro, en este caso hablamos de dolor lumbosacro.

Sin embargo, el dolor de espalda también puede afectar la parte superior, la zona que va desde la primera/segunda vértebra dorsal hasta la décima vértebra dorsal, donde se denomina dolor de espalda dorsal o dorsalgia.

Clasificación de la lumbalgia

La clasificación completa propuesta por Deyo y Weinstein en 2001, divide la lumbalgia en 3 grupos:

  • dolor de espalda o piernas de características mecánicas, alrededor del 97% de los casos;
  • problemas vertebrales de características no mecánicos, alrededor del 1% de los casos (neoplasias, infecciones, artritis, etc.);
  • patologías viscerales, alrededor del 2% de los casos (patología renal, patología gastrointestinal, etc.).

La lumbalgia mecánica (el primer tipo) puede subdividirse a su vez en lumbalgia específica o inespecífica (común). La lumbalgia específica afecta a alrededor del 10% de los sujetos e incluye la fractura vertebral osteoporótica, la hernia discal, la estenosis vertebral, la espondilolistesis y las deformidades graves de la columna vertebral.

Más del 85% de los pacientes con síntomas dolorosos en la zona lumbar se incluyen en el amplio grupo denominado lumbalgia inespecífica. Los pacientes, principalmente con una edad comprendida entre 25 y 55 años, padecen lumbalgia en la que las molestias no pueden determinarse identificando una causa específica.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Los siguientes factores pueden contribuir a la aparición de la lumbalgia, a su recurrencia y a su persistencia:

  • Herencia
  • Edad
  • Estructura física
  • Forma física
  • Tabaquismo
  • Factores de riesgo profesionales
  • Factores de riesgo psicosociales

¿Cuáles pueden ser las causas de la lumbalgia?

Las principales estructuras que pueden generar dolor lumbar son:

  • Disco intervertebral
  • Raíces nerviosas
  • Ganglios dorsales
  • Articulaciones facetarias
  • Ligamentos
  • Músculos y tendones

Identificar la causa correcta del dolor es un factor fundamental para lograr una resolución completa de las molestias.

Sólo a través de un examen médico especializado (traumatólogo o fisiatra) y una correcta valoración fisioterápica podremos llegar al origen de los síntomas y posteriormente establecer un correcto plan de rehabilitación.

¿Cuáles son los síntomas de la lumbalgia inespecífica?

La aparición de la lumbalgia se describe en la literatura con características concordantes. La mayoría de los sujetos refieren un inicio repentino y espontáneo, en ausencia de eventos precipitantes específicos. En la mayoría de los pacientes, la aparición de la lumbalgia se relaciona con la actividad diaria y laboral normal, pese a haber desempeñado la misma actividad muchas veces antes y sin que provocara ningún trastorno.

Cuando aparecen los síntomas dolorosos, es probable que la lumbalgia se resuelva gradualmente, alcanzando la remisión en 4-6 semanas en el 75-90% de los casos. En las 12 semanas siguientes (fase subaguda), la recuperación alcanza el 90%. Sólo el 7-10% de los pacientes pasarán a la cronicidad.

Sin embargo, estos tiempos pueden acortarse considerablemente con tratamientos fisioterapéuticos adecuados.

Más del 70% de los sujetos reanudan sus actividades laborales normales incluso antes de haber logrado la remisión completa de los síntomas, exponiéndose a una característica peculiar de la lumbalgia: la frecuente recaída dolorosa.

Entonces, ¿qué hacer y cuáles son los remedios en caso de lumbalgia?

¿Qué hacer en caso de lumbalgia aguda?

Lo primero que hay que hacer es consultar al médico de cabecera o al especialista, que evaluará la posible presencia de «Red Flags», que requieren más pruebas diagnósticas:

Red Flags
–        Edad del aparición <20 años y >55 años
–        Traumatismo violento
–        Dolor torácico
–        Dolor no mecánico
–        Antecedentes de neoplasia
–        Uso continuado de corticoides sistémicos
–        Drogadicción, VIH
–        Enfermedad sistémica
–        Pérdida de peso
–        Flexión lumbar <5 cm
–        Signos neurológicos generalizados
–        Deformidad estructural
–        VSG >25

 

Una vez excluidas posibles causas no mecánicas o médicas, el médico derivará al paciente al fisioterapeuta. Este último, tras una minuciosa evaluación que incluye la recopilación de los datos anamnésicos y la valoración física y postural, procederá a la terapia adecuada.

¿Cómo aliviar la lumbalgia? Remedios

Tanto en la lumbalgia aguda como crónica, el tratamiento fisioterapéutico conservador es la mejor opción, procurando limitar la administración de fármacos antiinflamatorios o relajantes musculares.

  • Lumbalgia aguda: el primer objetivo del fisioterapeuta es reducir los síntomas del paciente, principalmente mediante técnicas de terapia manual, que incluyen movilizaciones y manipulaciones, fisioterapia (por ejemplo, Tecarterapia o Láserterapia) y ejercicios específicos. Es sabido que, en la lumbalgia aguda, el reposo total suele ser contraproducente, mientras que el movimiento medido y controlado resuelve más rápido el dolor. Una vez resuelta la fase aguda, se pasa a trabajar sobre las posibles causas que desencadenaron el problema, mediante ejercicios específicos de tratamientos de reeducación postural.
  • Lumbalgia crónica inespecífica: en este caso, el dolor suele deberse a problemas posturales, falta de tono muscular o excesiva rigidez muscular y articular. En algunos casos, hay que buscar la causa del dolor lumbar a distancia, en otros segmentos disfuncionales que pueden haber creado compensaciones. Será tarea de un buen fisioterapeuta investigar todas esas posibles causas hasta encontrar una solución definitiva al problema.

Ejemplos de ejercicios en casa para la lumbalgia

Aunque los ejercicios para realizar de forma autónoma siempre deben ser recomendados por un fisioterapeuta en función del caso clínico que se presente, a continuación se dan algunas sugerencias que pueden ser realizadas en casa, con razonable seguridad, para aliviar el dolor de espalda.

Especialmente en los primeros días de la fase aguda, siempre hay que intentar realizar los ejercicios de forma lenta y controlada, tratando de evitar el dolor.

  1. Respiración diafragmática

 

 

 

 

 

Foto de Ale Romo Photography en Unsplash

El diafragma, el músculo respiratorio más importante, gracias a sus conexiones con el nervio vago también tiene una potente acción de relajación muscular en todo el cuerpo si se utiliza adecuadamente. En caso de dolor de espalda agudo, se sugiere tumbarse en una colchoneta/esterilla en posición supina, con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. En esta posición, inhalar por la nariz durante 5 segundos, tratando de mantener el pecho inmóvil y levantando el vientre con el movimiento del diafragma. Luego exhalar durante 5 segundos por la boca, manteniéndola bien abierta. Continuar durante 5’-10’.

  1. Ejercicio CAT-CAMEL (o gato)

Colocarse sobre la esterilla en posición de cuadrupedia, con las manos bajo los hombros, las rodillas bajo las caderas y la espalda paralela al suelo. Desde esta posición y sin mover nunca las manos ni las rodillas, inspirar y arquear lentamente la espalda, acercando la nuca al sacro. A continuación, realizar el movimiento contrario: exhalar y curvar la espalda hacia arriba, acercando la frente al pubis, siempre sin mover las manos ni las rodillas. Alternar los dos movimientos lentamente, durante 4’-5’ consecutivos.

  1. Rodillas al pecho

En posición supina sobre la esterilla, coger una rodilla con ambas manos y acercarla al pecho, hasta sentir una ligera tensión detrás del muslo o en la espalda. Al mismo tiempo, dejar la otra pierna apoyada en el suelo, manteniéndola recta y en eje activamente. Desde esta posición, respirar profundamente con el diafragma. Mantener la posición durante un minuto aproximadamente y, a continuación, realizar el mismo ejercicio con la pierna opuesta y con ambas piernas.

Información adicional: dolor de espalda y lumbalgia en el embarazo

La lumbalgia en el embarazo es un trastorno frecuente que suele aparecer a partir del 5º-6º mes, pero que en algunos casos puede comenzar pocas semanas después de la concepción. La zona afectada suele ser la zona baja de la espalda, pero el dolor puede extenderse hasta la región de la pelvis, glúteos y la región dorsal de la espalda.

Sin duda, las causas dependen del cambio del centro de gravedad del cuerpo, que somete a la columna vertebral a una mayor carga de trabajo. A partir del 5º-6º mes de embarazo, la futura madre tiende a acentuar la curvatura natural (lordosis) de la columna lumbar, para reducir la presión sobre el suelo pélvico, sobre el que descansa el peso del feto. Otras causas son el desequilibrio hormonal, el aumento de peso de la futura madre y el estrés psicofísico debido al embarazo.

En la mayoría de los casos, el dolor desaparece después del parto, pero hay algunas medidas que pueden tomarse para reducir los síntomas durante el embarazo:

  • Dormir de lado, con una almohada entre las piernas. Existen en el mercado almohadas en forma de U, diseñadas específicamente para las futuras mamás.
  • Controlar el aumento de peso, procurando no engordar demasiado durante el embarazo.
  • Continuar/iniciar un plan adecuado de actividad física, por ejemplo, gimnasia suave o yoga durante el embarazo, hasta inmediatamente antes del parto.
  • Tratamientos fisioterapéuticos: las terapias físicas (por ejemplo, TECAR o LÁSER) están absolutamente prohibidas durante el embarazo, pero el fisioterapeuta puede realizar masajes suaves colocando a la futura madre de lado para relajar los músculos y dar alivio.

Información adicional: lumbalgia por dolor renal o urológico

Debido a la proximidad de las fibras sensoriales viscerales de los riñones y el tracto urinario con las fibras sensoriales cutáneas del tracto D10-L1, en algunos casos el dolor renal o urológico puede ser referido por el paciente a la zona lumbar.

El dolor renal se suele percibir en las regiones costovertebral y subcostal posterior (el flanco) con irradiación a toda la región lumbar, mientras que el dolor uretral se percibe en la ingle y en los genitales. Tanto el dolor renal como el uretral pueden irradiarse anteriormente alrededor del flanco hacia el cuadrante abdominal inferior.

¿Cómo distinguir el dolor renal/uretral de la lumbalgia?

  • Ni el dolor renal ni el uretral se modifican por un cambio de posición.
  • El dolor renal típico es constante, incesante y sordo, pero a veces puede ser un dolor muy fuerte y punzante.

En caso de sospecha de lumbalgia causada por problemas renales, será tarea del fisioterapeuta remitir al paciente a su médico para un diagnóstico correcto.

Conclusiones

La lumbalgia es uno de los problemas más frecuentes que llevan al paciente al médico o al fisioterapeuta, por lo que merece gran atención por sus repercusiones personales, sanitarias y económicas. En la visión moderna, el médico no sólo debe tener en cuenta los trastornos musculoesqueléticos, sino que debe tener una visión más amplia que incluya también elementos biopsicosociales como el malestar psicológico y conductual asociado a la enfermedad.

La terapia en las fases aguda y subaguda consiste en tranquilizar, educar, aliviar el dolor y permitir la reincorporación a las ocupaciones habituales.

En cambio, la terapia en la fase crónica consiste en un enfoque de rehabilitación funcional, multidisciplinar y cognitivo-conductual.

Por lo tanto, el médico, el fisioterapeuta y el paciente deben colaborar conjunta y activamente, poniendo cada uno de su parte para lograr el objetivo común: la resolución del dolor y de la causa que lo ha producido.

 

Fuente: «Trattato di medicina fisica e riabilitazione» de Valobra, Gatto, Monticone, publicado por Utet Scienze Mediche, 2008.

 

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