Dolor cervical: Síntomas y remedios para aliviar rápidamente el dolor

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El dolor cervical es uno de los trastornos musculoesqueléticos más frecuentes que nos llevan a consultar al médico o al fisioterapeuta. Existen varias causas, pero la correlación entre sedentarismo y cervicalgia se conoce desde hace tiempo como uno de los principales factores de riesgo.

Pero, ¿cuáles son los primeros síntomas y, sobre todo, existen remedios rápidos para aliviar el dolor provocado por los trastornos cervicales? Descubrámoslo juntos.

Cervical: breves notas de anatomía

La columna cervical, o más comúnmente sólo cervical, es una sección de la columna vertebral formada por siete vértebras, que conectan el cráneo con la sección dorsal de la columna vertebral. Las vértebras cervicales están dispuestas de forma natural en una curvatura con convexidad anterior (lordosis cervical) y permiten una amplia gama de movimientos de la cabeza: rotación, flexión, extensión, flexión lateral, así como estos movimientos combinados entre sí.

En realidad, la región anatómica que se identifica genéricamente como «región cervical» no sólo incluye las vértebras, sino también los ligamentos, músculos, tendones y estructuras nerviosas relacionadas. Se trata de un punto especialmente complejo porque, mientras que las vértebras, los músculos, los ligamentos y los tendones son responsables de la estabilidad y la movilidad del cuello, las estructuras nerviosas cervicales contienen los ocho primeros nervios raquídeos, así como la primera parte de la médula espinal.

Dolor cervical: síntomas y factores de riesgo

No sólo un dolor de cuello o una sensación de mialgia. Cuando hablamos de «dolor cervical» o, sería más apropiado decir «dolor debido a la columna cervical», los síntomas pueden ser muchos y variados, dependiendo del nivel y de las estructuras implicadas.

He aquí una lista de los síntomas más frecuentes del dolor en la columna cervical:

  • Columna cervical alta, desde el hueso occipital hasta la vértebra C3: dolor de nuca, cefalea cervicogénica (es decir, típico dolor de cabeza cervical), mareo y vértigo, acúfenos, dolor en el cuello hasta las fibras superiores del trapecio.
  • Columna cervical inferior, vértebras cervicales de C3 a C7: dolor en el cuello y los hombros, dolor en los trapecios, dolor entre los omóplatos, dolor a lo largo del brazo izquierdo o derecho, parestesias (es decir, alteración de la sensibilidad) de la extremidad superior, debilidad muscular, hormigueo, ardor y sensación de recibir pequeñas descargas eléctricas.

Estos son algunos de los signos de un cuello inflamado o de una posible afección de artrosis cervical, pero también es importante tener en cuenta la variabilidad de estos síntomas de una persona a otra.

Los factores de riesgo para el desarrollo de la cervicalgia son igualmente variados. La literatura médica ha demostrado que el sexo femenino tiene una mayor tendencia a desarrollar problemas relacionados con la columna cervical. Pero no es sólo una cuestión de género: en general, las personas que se ven obligadas a permanecer sentadas durante largas horas en el trabajo –por desgracia, la mayoría de nosotros– o las que realizan repetidamente movimientos de flexión y rotación del tronco son especialmente propensas a padecer los síntomas. Además, el estrés, la ansiedad y la falta de actividad física también suelen asociarse al dolor de cuello.

Dejando a un lado las condiciones clínicas específicas y los traumatismos, como el llamado latigazo cervical, las causas de la cervicalgia siguen sin estar claras.

Para conocer mejor algunos de los modelos clínicos más comunes, echa un vistazo a nuestro artículo sobre el cuello (cervical) inflamado.

Remedios para el dolor cervical: ¿cuáles son los tratamientos más eficaces?

Antiinflamatorios o relajantes musculares

Los fármacos más recetados por el médico son los destinados a disminuir la inflamación (AINE) o a reducir la contractura muscular (relajantes musculares). Sin embargo, debe quedar claro que estos fármacos tienen una acción puramente sintomática, es decir, actúan aliviando los síntomas, pero no pueden considerarse una cura para el dolor cervical. Aunque sin duda pueden ser útiles en las fases agudas de la inflamación, no deben separarse de una evaluación médica o fisioterapéutica/postural adecuada para buscar la causa que provocó el dolor.

Fisioterapia

El tratamiento fisioterapéutico depende de la causa que se haya identificado, y cada programa debe ser desarrollado por el fisioterapeuta sobre la base de las valoraciones médicas realizadas por los especialistas en cada paciente. Podría incluir, por ejemplo:

  • ejercicios de fortalecimiento y/o estiramiento (stretching) muscular;
  • técnicas de movilización pasiva o manipulación articular;
  • ejercicios de reeducación postural;
  • terapias como la TECAR;
  • técnicas de gestión del estrés y la ansiedad.

Remedios rápidos

En ausencia de un fisioterapeuta, hay algunas medidas que pueden tomarse para intentar disminuir rápidamente el dolor de cuello. Como en el caso de los fármacos, se trata de remedios rápidos que no actúan sobre la causa del dolor, pero que pueden ayudar a aliviarlo. Por ejemplo:

  • bolsa de agua caliente/ducha caliente para reducir las contracturas musculares;
  • movimientos lentos de rotación de la cabeza asociados a la respiración;
  • estiramiento (stretching) muscular ligero;
  • reducir el estrés mental mediante ejercicios de respiración diafragmática o técnicas de meditación;
  • utilizar un collarín blando para que los músculos se relajen.

Información adicional: la correlación entre el trabajo sedentario y el dolor de cuello

Como ya se ha mencionado, las condiciones laborales juegan un papel importante como factor de riesgo en el desarrollo de la cervicalgia. La posición de flexión anterior del cuello mantenida durante mucho tiempo puede provocar una sobrecarga en las estructuras discales, musculares o ligamentosas del cuello. Esta afección puede agravarse aún más por la coincidencia de varios factores concomitantes, como el estrés, la ansiedad o problemas preexistentes como rigidez de cuello, debilidad muscular o protrusiones.

La cuestión es que nuestros cuerpos no están diseñados para permanecer sentados durante largos periodos de tiempo delante de un ordenador, pero si nos vemos obligados a hacerlo por trabajo, hay ciertas precauciones que podemos tomar:

  • Cuidar la ergonomía: intentar sentarse con la espalda recta y los pies bien apoyados en el suelo. La pantalla del PC debe colocarse lo más lejos posible de la cara y los antebrazos apoyados en el escritorio y/o los reposabrazos de la silla mientras se trabaja con el teclado.
  • Practicar ejercicios de relajación muscular: cada 30 minutos, colocar las manos sobre los muslos y respirar profundamente. Imaginar que con cada exhalación se bajan y relajan los hombros, repetir unas 10 veces. A continuación, realizar rotaciones lentas de la cabeza, asociando cada movimiento a una espiración, durante unos dos minutos.
  • Cambiar de posición a menudo: al menos cada hora, levantarse, estirarse hacia arriba y hacia abajo y caminar unos minutos.
  • Utilizar un ratón ergonómico: para evitar tensiones en la extremidad superior que luego pueden afectar al hombro y al cuello, es útil utilizar un ratón ergonómico vertical.

 

 

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