Cervicalgia: causas, síntomas y remedios en caso de columna cervical inflamada

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¿Qué hacer en caso de cervicalgia o de un problema cervical y cómo aliviar los dolores debidos a trastornos cervicales? Descubra cuáles son los ejercicios, remedios y consejos para dormir bien.

La cervicalgia, por ejemplo debida a una inflamación de la columna cervical, es uno de los trastornos musculoesqueléticos más frecuentes por los que los pacientes acuden al médico o al fisioterapeuta. Si bien su desarrollo es benigno y los ataques agudos tienden a resolverse espontáneamente, la cervicalgia tiene un alto coste económico y social, ya que causa un número considerable de días de baja laboral. Además, hay que tener en cuenta que en el 10% de los casos el trastorno, debido a las frecuentes recidivas, tiende a cronificarse.

La riqueza de elementos viscerales y nerviosos presentes en el cuello y la facilidad de manifestación del fenómeno del dolor referido exigen una meticulosa recopilación de información para identificar la posible presencia de «red flags», es decir, patologías no musculoesqueléticas que pueden tener entre sus síntomas el dolor cervical.

Índice:

 

Cervicalgia: anatomía

En función de la diferente anatomía y biomecánica, resulta ventajoso dividir la columna cervical, es decir, el conjunto de vértebras que componen lo que comúnmente se denomina cervical y cuya inflamación da lugar a la cervicalgia, en los siguientes sectores:

  • Columna cervical superior: occipucio-C3
  • Columna cervical media: C3-C5
  • Columna cervical inferior: C5-C7

En la columna cervical superior, la arquitectura se distingue principalmente por la ausencia de los discos intervertebrales y por la forma particular del Atlas (C1) y del Axis (C2). También son diferentes la orientación de las articulaciones superiores de la cabeza en relación con las demás articulaciones facetarias y el extenso complejo ligamentoso.

En la columna cervical media/inferior, además de los discos intervertebrales y las articulaciones facetarias, se encuentran las articulaciones uncovertebrales.

Cervical inflamada: ¿cuáles son los síntomas?

En caso de dolor debido a la columna cervical, los síntomas pueden ser muchos y variados, dependiendo del nivel y de las estructuras implicadas. A continuación se indica una lista de síntomas, teniendo en cuenta la variabilidad que se puede encontrar en cada paciente:

  • Columna cervical superior: dolor en la región nucal o subnucal, cefalea cervicogénica (dolor de cabeza cervical), mareos y vértigos, acúfenos, dolor en el cuello hasta las fibras superiores de los trapecios.
  • Columna cervical media e inferior: dolor de cuello, dolor en los trapecios, dolor entre los omóplatos, dolor en los hombros, dolor a lo largo de los brazos, parestesias de la extremidad superior, debilidad muscular, ardor y descargas eléctricas.

Posibles causas de la cervicalgia

La causa específica es siempre difícil de identificar, ya que suele ser multifactorial, especialmente en la cervicalgia crónica. A continuación se indican algunos ejemplos de patrones clínicos:

  • Sufrimiento discal y hernia cervical;
  • Síndrome radicular;
  • Disfunción de las articulaciones facetarias;
  • Debilidad de la musculatura profunda del cuello o de los músculos de la parte superior de la espalda;
  • Contracturas musculares y presencia de puntos gatillo (trigger points);
  • Dolor provocado por tensiones viscerales;
  • Problemas posturales causados por una postura incorrecta, tales como rectificación cervical, cabeza adelantada, retracción muscular posterior y otros;
  • Estrés psicofísico;
  • Artrosis cervical.

Hernia Cervical

La patología discal cervical, es decir, la hernia cervical, es un motivo de consulta frecuente para el traumatólogo, neurólogo y fisiatra, ya que el dolor cervical, con o sin irradiación braquial (hombro y brazo), puede ser el síntoma principal de una serie de patologías graves. El enfoque rehabilitador se aplica cuando la exploración clínica y prueba diagnóstica excluya una hernia paralizante que debe ser tratada de manera quirúrgica.

La literatura destaca la importancia de un enfoque rehabilitador basado en el ejercicio terapéutico, asociado a las terapias físicas más variadas para obtener un buen efecto antiálgico (por ejemplo, TECAR o LÁSER). Existen pruebas sólidas a favor del tratamiento multidisciplinar con manipulación o movilización y ejercicios específicos.

El disco intervertebral tiene en su centro un núcleo pulposo, incompresible pero deformable, y en el exterior un anillo fibroso, más sólido y anclado al tejido óseo del cuerpo vertebral.  La vascularización activa está presente hasta los 20 años; posteriormente su nutrición se realiza a partir de difusión pasiva, por lo que lentamente comienzan los procesos de involución hacia la discopatía.

La columna cervical es muy móvil, ya que se encuentra entre la caja torácica rígida y la cabeza pesada, por lo que es susceptible a daños provocados por desgaste y a diversas lesiones traumáticas, como el latigazo cervical. Dado que las articulaciones con mayor movilidad son las situadas entre C4-C5, C5-C6 y C6-C7, las discopatías pueden afectar principalmente en estos niveles.

En el caso de la hernia discal, el diagnóstico clínico consiste en una serie de síntomas y signos neurológicos que varían en función de la localización, el tipo y el grado de hernia.

Por lo general, los síntomas son de tipo radicular (resultantes de la compresión y/o irritación de una raíz nerviosa), si bien, en el caso de las hernias mediales voluminosas, es posible que se asocia a una compresión medular. Las molestias más frecuentes de las que se quejan los pacientes, o detectables por la exploración clínica, son:

  • Dolor: la mayoría de las veces irradiado a lo largo del territorio de innervación del nervio afectado.
  • Parestesia: hormigueo, entumecimiento, etc.
  • Hipoestesia: disminución o pérdida de sensibilidad en el dermatoma de la raíz afectada
  • Trastornos vegetativos
  • Hipostenia: disminución más o menos grave de la fuerza.
  • Hipotrofia muscular más o menos graves.
  • Disminución o pérdida de los reflejos osteotendinosos

Otros síntomas que puede experimentar el paciente son la rigidez matutina o tras mantener una posición forzada durante mucho tiempo y espasmos musculares defensivos.

La prueba diagnóstica más utilizada para confirmar o excluir la presencia de una hernia discal es la Resonancia Magnética Nuclear (RMN), que permite identificar con precisión el nivel o niveles del lugar de la hernia y su gravedad.

La terapia incluye el tratamiento sintomático y el tratamiento causal:

  • Reposo: indicado especialmente en las formas agudas.
  • Collarín cervical: sin exagerar, podemos recomendar el uso de este dispositivo para aliviar el segmento cervical.
  • Fisioterapia: el objetivo es mejorar el tono y el trofismo de los músculos de la columna cervical y reeducar la función vertebral. Se trata de la fase más importante: el ejercicio terapéutico constituye el núcleo del plan de rehabilitación.
  • Otras terapias físicas: por ejemplo, la Tecarterapia, combinada con masajes y movilizaciones, puede favorecer la liberación del espasmo muscular y ser de gran ayuda para reducir los síntomas.
  • Terapia farmacológica: prescrita por el médico, puede incluir AINE (antiinflamatorios no esteroideos) y/o cortisona.

Remedios para el dolor cervical

En ausencia de «Red Flags», el fisioterapeuta, tras su valoración, decidirá el mejor tratamiento a seguir.

En la fase aguda (por ejemplo, tortícolis), los objetivos son la disminución rápida del dolor y la recuperación de la movilidad. Por el contrario, en la fase crónica, el objetivo principal es la identificación de la causa principal de los síntomas, para llevar al paciente a aliviarlos de forma estable.

  • Terapia manual
  • Ejercicio terapéutico
  • Terapia instrumental
  • Reeducación postural
  • Gestión del estrés
  • Ejercicios en casa
  • Educar al paciente sobre lo que no debe hacer

Ejercicios útiles para el dolor cervical

A continuación se indican algunos ejercicios que pueden realizarse en casa en caso de dolor cervical. Si alguno de estos ejercicios provoca un aumento del dolor en lugar de una disminución, debe interrumpir la actividad y hablar con su fisioterapeuta.

  • Automovilización combinada con la respiración: sentarse en una silla con la espalda recta, exhalar y al mismo tiempo girar el cuello hacia la derecha muy lentamente. Inspirando, volver a girar lentamente hacia el centro. Exhalando, girar muy lentamente hacia el lado opuesto. Repetir durante 4’-5’, manteniéndose siempre por debajo del umbral del dolor. El mismo ejercicio se puede realizar inclinando la cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda (acercando la oreja al hombro) o moviendo la columna en flexión-extensión (mirar hacia arriba y luego hacia abajo).
  • Estiramiento de los músculos laterales: sentarse en una silla con la espalda recta, con la mano izquierda sujetar el lado derecho de la cabeza y estirar ligeramente el cuello hacia el hombro izquierdo, manteniendo el hombro derecho bajo y relajado. Permanecer por debajo del umbral del dolor y mantener durante 1’, respirando profundamente. Después realizar el mismo ejercicio en el otro lado.
  • Contracción-relajación de los trapecios: sentarse en una silla con la espalda recta y los brazos relajados a los costados. Desde esta posición, acercar ambos hombros a las orejas, contrayendo enérgicamente los músculos trapecios de ambos lados. Mantener la contracción durante 5”, luego relajar rápida y completamente ambos músculos, dejando caer los brazos a los costados. Repetir 10 veces.

Información adicional

Dolor cervical y sueño: cómo dormir bien

Empecemos por la posición en la cama que nunca se debería mantener si se sufre de rigidez cervical: la posición prona (boca abajo), con el cuello girado hacia un lado. Para adoptar esta posición se requiere una rango articular de rotación de unos 90°. En el caso de cervical rígida, para adoptar esta posición se esfuerzan las vértebras para que se muevan por encima de sus posibilidades, por lo que necesariamente tenemos que compensar a nivel de la zona lumbar, por ejemplo, con posible aparición de lumbalgias. Además, esta posición mantenida durante toda la noche puede provocar patologías como la tortícolis discogénica antes descrita.

Las mejores posiciones para la columna cervical son de lado y en decúbito supino (tendido boca arriba), donde en ambas posiciones es importante la elección de la almohada:

  • De lado: la almohada debe permitir una correcta alineación de la columna cervical con el resto de la columna vertebral, por lo que es preferible elegir una almohada no demasiado blanda, para evitar que el cuello quede demasiado inclinado hacia el hombro de abajo, y no demasiado alta para evitar una excesiva flexión lateral hacia el techo.
  • Decúbito supino (boca arriba): también en esta posición hay que buscar la alineación, sobre todo para evitar que el cuello se hunda demasiado hacia atrás, hacia el colchón, creando una lordosis excesiva de las cervicales. Del mismo modo, una almohada demasiado alta llevaría el cuello a una flexión excesiva, una posición no apta para los discos intervertebrales.

Conclusiones

La patología de la columna cervical reviste sin duda un interés considerable, con problemas muy variados como hemos visto y una incidencia cada vez mayor.

La valoración inicial del médico especialista y el fisioterapeuta reviste fundamental importancia para emprender el mejor tratamiento rehabilitador en función del caso clínico al que nos enfrentemos. Más que en los protocolos de tratamiento, debemos centrarnos en la identificación de la terapia y el bagaje técnico del fisioterapeuta tiene una importancia sustancial y puede marcar una auténtica diferencia en la resolución de los síntomas y en el tratamiento de la causa de la disfunción cervical.

 

Fuentes:

«Trattato di medicina fisica e riabilitazione» de Valobra, Gatto, Monticone

«Patrones clínicos en terapia manual» de Westerhuis y Wiesner

 

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